Una Oración de Santiago: De Santiago 1:5

Una Oración de Santiago: De Santiago 1:5

Una Oración de Santiago: De Santiago 1:5

“Si alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios y él se la dará, pues Dios da a todos generosamente sin menospreciar a nadie” (Santiago :5).

Algunas oraciones en las Escrituras son respondidas antes o en el momento en que son pedidas. La petición en Santiago 1:5 es una de esas oraciones. El reconocimiento de que nos falta sabiduría es en si mismo sabio. Es una tontería responder a las situaciones de manera impulsiva. La forma más sabia de actuar antes de responder a las personas o situaciones es buscar el consejo de Dios. La sabiduría de reconocer nuestra falta de sabiduría es un primer paso importante y la humildad es una postura esencial para recibir la gracia de Dios.

La conexión entre humildad y sabiduría desde una perspectiva secular es al menos tan antigua como Sócrates. Cuando le dijeron a Sócrates que era el hombre más sabio de la tierra, respondió con incredulidad y no creyó que fuera sabio. Para demostrar que este apelativo era falso, buscó a alguien que fuera más sabio que él. Se reunió con personas de conocimiento en cada campo profesional y descubrió que en cada caso estos hombres carecían de sabiduría. Entonces Sócrates concluyó que la sabiduría del hombre es la necedad y que sólo Dios es sabio. Si había sabiduría en Sócrates, estaba en su honestidad y humildad.[1]

La búsqueda de Sócrates para demostrar su falta de sabiduría también demostró que incluso los hombres que poseen conocimiento pueden ser tontos. Aunque estén relacionados, debemos tener cuidado de no equiparar el conocimiento con la sabiduría. El conocimiento se refiere a la adquisición de información, mientras que la sabiduría es entender cómo responder y aplicar esa información. Hoy tenemos cantidades aparentemente inagotables de información a nuestro alcance. Estamos inundados de medios y podemos compartir, publicar y comentar sobre las cosas que creemos que son una prioridad. Cuando el mundo nos dice que algo es importante, brindándonos conocimiento sobre eventos, personas y cosas, ¿qué hacemos con ese conocimiento? ¿pedimos sabiduría a Dios o actuamos en función de esa información sin la guía de Dios? Vivimos en la era de la información, pero ¿podríamos decir que es una era de sabiduría?

Pero, ¿en qué consiste esta sabiduría? ¿cómo sabemos cómo percibir, aplicar o responder sabiamente con buen juicio? El libro de Santiago ofrece una definición de la sabiduría divina. Santiago escribe que la sabiduría terrenal es envidiosa, egoísta, jactanciosa y miente contra la verdad, mientras que la sabiduría de Dios es “pura, pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía” (Santiago 3:13-18). Si estás leyendo sobre los atributos de la sabiduría divina y reconoces que te faltan estas cualidades, agradece tener esa humildad y pídele a Dios su sabiduría.

Gracias a Dios que el relato de Sócrates sobre la sabiduría no fue el panorama completo. La sabiduría de Dios va mucho más allá de simplemente ayudarnos a darnos cuenta de que somos necios. La sabiduría de Dios es un don que Él desea dar a quienes se lo piden. Cuando pedimos sabiduría debemos creer con fe sin dudar de que Dios nos dará sabiduría. No basta con pedir, sino que debemos creer que Dios nos dará entendimiento sobre cómo debemos responder a una situación determinada (Santiago 1:6-8). También es importante recordar que la sabiduría de lo alto no es de este mundo. Por supuesto, podríamos usar los atributos de la sabiduría enumerados en Santiago 3 para medir la sabiduría de los demás, pero no debemos hacerlo de manera egoísta o jactanciosa. Con demasiada frecuencia podemos desear sabiduría en aquellos quienes percibimos como tontos mientras que nosotros mismos carecemos de ella.

Mi oración durante esta etapa de mi vida es por la sabiduría de Dios. Mi oración es que reconozca dónde me falta sabiduría y, con esa humildad, busque la sabiduría de Dios. Como escribe Santiago “Dios se opone a los orgullosos, pero da gracia a los humildes” (Santiago 4:6). Doy gracias al Señor por los tiempos en los cuales vivo, es maravilloso poder acceder a tanto conocimiento. ¡Pero también oro para que en esta era de la información, la sabiduría de Dios prevalezca!

 

Nathanael Gilmore es editor de contenido de Holiness Today

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