Gratitud

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Las preocupaciones forman parte de nuestras vidas, nos desafían a tener cuidado de aquellas cosas que son importantes y requieren atención: Necesidades básicas como la subsistencia, la salud, el trabajo, la familia y todo lo que ello implica. ¿Qué pasaría si viviéramos despreocupados de todas estas cosas? ¿Cómo sería nuestra vida? La Biblia menciona estas cosas como necesarias y de importancia. El problema para el apóstol Pablo aquí es la "excesiva preocupación” mencionada como el afán que puede despertar las necesidades de la vida en el creyente. Pablo propone a los hijos de Dios, llevar ante Él cada una de esas necesidades, en oración y con una actitud de agradecimiento.

¿Por qué ser agradecidos a Dios? Porque el mismo Dios que nos creó, puede encargarse de cada detalle de nuestra vida. Él nos conoce, conoce todo de nosotros, las necesidades que tenemos en cada una de las áreas que la conforman, por lo que podemos orar en “toda oración” agradeciendo de antemano por lo que hará en su gracia y sabiduría.

La ansiedad es uno de los flagelos de nuestros tiempos. El estilo de vida que nos propone la sociedad actual, produce estrés, ansiedad y otros trastornos de la salud física y mental. Las soluciones propuestas desde las ciencias pueden afectar en estas áreas solamente y aunque efectivas, la Biblia propone la oración y la gratitud como un bálsamo al espíritu en medio de situaciones angustiantes y dolorosas.

No es fácil orar y dar gracias a Dios en tiempos adversos, sin embargo, la Biblia nos alienta a ser agradecidos en ellos. La clave está en poner nuestra fe en la soberanía de nuestro Señor. Aun cuando pareciera que el mundo está en caos, Él sigue siendo el Señor de todo. La fe es el sustento de la gratitud y esa fe implica ver a Dios trabajando de  manera activa en todas las cosas, no importa si los tiempos son buenos o malos. Él no está limitado por las circunstancias cualquiera que sea su procedencia.

¿Esta realidad hace menos dolorosas las pruebas y las dificultades de la vida? La respuesta es ¡No! Sin embargo, podemos gozarnos en el hecho de que Dios está obrando en medio de nuestras circunstancias y usando estos tiempos para que maduremos espiritualmente y crezcamos en conocerle de forma más profunda. Las Escrituras están llenas de ejemplos de creyentes que atravesaron por tiempos dolorosos y de mucha preocupación por sus circunstancias, sin embargo, Dios los cuidó, alentó, les dio nuevas fuerzas y les permitió tener una nueva perspectiva de sus vidas y ministerios.

En medio de la crisis confiemos en que Dios puede encargarse de cada necesidad que tengamos. Dios no olvida a los que dependen de Él. No existe motivo para estar extremadamente preocupados, el Señor nos cuida y nos ha dado grandes y preciosas promesas de su fidelidad en medio de las pruebas de la vida.

Eduardo Velazquez es Asuntos Académicos-Decano en Seminario Teológico Nazareno del Cono Sur.

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