Un punto destacado del calendario anual de la Iglesia  para los primeros nazarenos en el sur de California fue la Fiesta de Amor de Navidad. Phineas F. Bresee organizó este evento especial cada día de Navidad desde 1887 hasta su muerte en 1915. La Fiesta de Amor de Navidad fue esencialmente un servicio religioso dedicado a compartir testimonios personales de la fidelidad de Dios durante el transcurso del último año. No se incluyó ninguna predicación. En cambio, el servicio consistió en música, oración colectiva, lectura de las Escrituras, compartir pan y agua y un tiempo prolongado de testimonio público.

A pesar de su estructura simple, los registros de estos servicios de la Fiesta de Amor de Navidad sugieren que tuvieron un profundo impacto en los asistentes. Un informe de un periódico de la iglesia de 1903 declaró que “la reunión fue de tal poder y bendición que desde entonces ha continuado cada Navidad”.[1] Los informes de los servicios celebrados en años posteriores hablan de “la maravillosa gloria que descansó sobre él”[2] y de “un tiempo que nunca será olvidado”. “Quién se lo perdió sufrió una pérdida irreparable”.[3]

El relato de la Fiesta de Amor de Navidad de 1900 en el Nazarene Messenger (Mensajero Nazareno) da una idea general de lo que sucedió en estos servicios.

“La Fiesta de Amor de Navidad comenzó según lo anunciado, en la Primera Iglesia, a las 9:30 a.m. después de un tiempo de oración, lectura de la Palabra y reparto del pan y el agua, partes del servicio que no fueron apresuradas y estuvieron llenas de bendiciones, comenzó el testimonio. Primero fueron invitados los que habían sido cristianos durante setenta años y seis rápidamente hablaron; luego los que habían sido cristianos durante sesenta años, y ocho respondieron; luego testificaron unas veinte personas que durante medio siglo habían estado en el buen camino. Luego se les dio oportunidad a los que habían sido convertidos o santificados el año pasado, hasta que se consideró necesario, sin limitar el testimonio a ningún grupo por falta de tiempo, sino abrir el camino para todos. El tiempo fue muy corto, pero muchos testificaron de la gracia perdonadora y santificadora de Dios. Se invitó a los buscadores. Vinieron cinco y Dios se hizo presente para bendecir según sus promesas”[4]

Los primeros nazarenos que participaron cada año en este servicio matutino de Navidad en Los Ángeles, sin duda llevaban consigo gratos recuerdos mucho después del último. En el Archivo Nazareno se conserva una invitación impresa a una de las últimas, la Fiesta de Amor de Navidad de 1911. Según esto: “Estas extraordinarias Fiestas de Amor de Navidad son ocasiones de marcada demostración espiritual”. Este parece ser el testimonio constante de todos los que asistieron.

Ryan Giffin es el gerente de los Archivos Nazarenos.