Cuando Dios abre el camino para la ordenación

Cuando Dios abre el camino para la ordenación

Cuando Dios abre el camino para la ordenación

En febrero de 2022, Rusia invadió Ucrania. El daño resultante para ambos países ha causado cicatrices que durarán generaciones. También ha creado desafíos en un área (antes llamada Comunidad de Estados Independientes - CEI, ahora conocida como Eurasia Norte) que ha sido una familia durante más de treinta años. El año pasado tuve el privilegio de regresar a esta parte del mundo como superintendente general en jurisdicción. Lo había previsto durante muchos años y, sinceramente, me entristecía que la guerra hubiera destrozado no sólo esta parte del mundo, sino también la capacidad de la iglesia para unirse. Había que hacer planes alternativos, y gracias a la amable labor del coordinador de estrategia de área, su familia y otras personas en el área, había un buen “plan B”.

Mi marido, Chuck, y yo volamos toda la noche desde Manchester (Inglaterra) a Astana (Kazajstán) en Aerolíneas Turcas (Turkish Air). Nuestro viaje incluyó una escala de cuatro horas en Estambul, con llegada a Astana a las 9 de la mañana de un sábado muy fresco. Hacía nueve grados Fahrenheit, o -13 grados centígrados, y nevaba. Curiosamente, Kazajstán había decidido cambiar sus relojes una hora durante la noche, para estar más cerca de la hora de Moscú. Resultó ser un reto, ya que no todo el mundo estaba al tanto del cambio de hora, incluidas las compañías de telefonía móvil, por lo que los distintos dispositivos mostraban horas diferentes a la llegada, y casi todo el mundo estaba confundido.

Nos recibió el superintendente de distrito, Sergei Kwan, que nos llevó a la ciudad. Por la tarde, tuvimos la oportunidad de confraternizar en la iglesia con muchos viejos amigos. Llegó una pareja de San Petersburgo con toda su familia. Conocimos a la esposa en su adolescencia, cuando entregó su vida a Cristo. Ahora, ella iba a ser ordenada. Nuestro superintendente de distrito de Rusia Norte había venido a apoyar a esta candidata a la ordenación, así como a otra. Una querida amiga de Armenia había viajado a Kazajstán con su marido, para que pudiera ser ordenada. Otra amiga de una zona cercana vino con su hija y su nieto. Un hombre y su familia habían viajado desde Almaty, otra ciudad kazaja. Michael Park, de Corea del Sur, que había servido aquí al mismo tiempo que nosotros vivíamos en esta parte del mundo, también había venido a pasar el fin de semana. Todos ellos eran personas a las que conocíamos desde hacía un par de décadas, y el reencuentro fue muy valioso para nosotros. Algunos habían sido adolescentes y ahora eran líderes en la iglesia, y querían que conociéramos a sus cónyuges e hijos. Nos sentíamos como padres que volvían a casa para una dulce reunión familiar.

Esta asamblea aprobó 17 licencias distritales, con un plan para llegar a todo el área, incluso en medio de la guerra. El European Nazarene College (EuNC) celebró la graduación de ocho estudiantes de Rusia del Norte y Asia Central. No todos pudieron estar presentes, así que algunos vinieron vía Zoom. La Rvda. Mária Gusztin Tulipán, rectora de EuNC, había venido hasta Asia Central para esta celebración. Es una mujer con grandes dones y talento, que habla bien ruso, además de algunas otras lenguas. Finalmente, el día culminó con el servicio de ordenación, en el que fueron ordenados cuatro personas de tres países diferentes. Dios abre un camino, incluso cuando el mundo no parece ser tan bondadoso.

Nuestro fin de semana en Asia Central fue una bendición y una alegría, que nos permitió reunirnos con personas de la antigua Unión Soviética. Pero el Señor no había terminado con la provisión de caminos. Apenas unas semanas después, estábamos en Hanau, Alemania, donde celebramos no sólo la vida de la iglesia en Alemania, sino también en Ucrania.

Aunque reconocimos una credencial de Alemania, había dos ministros, así como el superintendente de distrito, de Ucrania, que habían viajado a Alemania para ordenarse. Nos conmovimos hasta las lágrimas durante las entrevistas con los ordenandos cuando los dos pastores compartieron sus testimonios sobre lo que había sucedido en los últimos dos años. Ambos habían luchado por abandonar Ucrania, pero sentían que Dios les pedía que se quedaran. El pastor Dzyba, que tiene seis hijos, ha visto cosas horribles y tanto él como el pastor Nabil compartieron cómo sus hijos luchan por dormir por la noche. Durante los ataques más intensos, se apiñan en el sótano con hasta 50 personas más, donde están “alineados como cerillas/fósforos”. La mayoría de nuestros pastores abandonaron Ucrania, así que estos dos empezaron a desempeñar un papel activo en el ministerio y a proporcionar ayuda humanitaria en colaboración con Ministerios Nazarenos de Compasión. La superintendente de distrito, Svitlana Kleshchar había viajado con ellos, y escuchar sus historias nos tocó el corazón.

Casi todos los miembros de nuestra iglesia han huido de Ucrania y nos preguntábamos si quedaría una iglesia después de la guerra. Gracias a estos pastores que se quedaron, la iglesia ha ministrado a cientos de personas. Hoy, tanto la iglesia de Kiev como la de Odessa están ministrando a nuevas congregaciones de flamantes creyentes. La iglesia de Odessa cuenta con unos 150 fieles, mientras que la de Kiev tiene entre 400 y 500 en los múltiples servicios de un domingo. Aunque el distrito tiene la sensación de estar empezando de nuevo, creen que Dios está haciendo algo nuevo. El superintendente de distrito Kleshchar está encantado de ayudar al distrito a reorganizarse y avanzar. Todos nos emocionamos después de sus informes, y fue un honor ordenarlos.

Para Chuck y para mí, personalmente, el privilegio de pasar tiempo con nuestra querida gente de la antigua Unión Soviética fue una bendición especial. Ver lo que Dios ha hecho en y a través de las vidas de estas personas durante los últimos treinta años es un privilegio que no todos los ministros llegan a tener. Los sacrificios de los que sirven en zonas de guerra son conmovedores. Fue bueno reflexionar sobre la obra del Señor, tanto en circunstancias buenas como malas.

Carla Sunberg es superintendente general de la Iglesia del Nazareno.

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