Las bodas de Caná

Las bodas de Caná

Las bodas de Caná

Todos tenemos momentos importantes y significativos en la vida que recordamos con mucha alegría o tristeza, como tu primera fiesta o viaje de promoción, tu graduación de la universidad, tu primer trabajo, la muerte de un ser querido, un accidente, el nacimiento de tu primer hijo o el día de tu boda.

Hablando de bodas, recuerdo muy bien el día de mi boda con Noemí. El vestido blanco con todos los detalles sugeridos por mi esposa, la orquesta de cámara, la canción del primer baile, los rostros de alegría de nuestros invitados, así como la comida y bebida que tenían en la mesa. Hasta donde nos fue posible, tratamos de cumplir todo lo planeado. Aunque hubo detalles menores que no salieron como esperábamos, pero en general logramos cumplir todo lo programado.

Organizar una boda no es sencillo y lograr su éxito, en parte depende de las personas claves que ayudan. El Señor Jesús, también participó de una boda en Caná de Galilea junto con su madre y sus discípulos.

Uno de los hechos más resaltantes, que alegró a los novios e invitados, fue el que Jesús convirtió el agua en vino. En una boda, no podía faltar tan apreciada bebida, pero este vino era muy especial ya que provenía de la Gracia Divina y milagrosa de Jesús.

No sabemos si habría otro tipo de necesidad en la boda. En todo caso si hubiera faltado alimento, al igual que en la multiplicación de los panes y peces, Jesús lo hubiera solucionado, en este caso fue la bebida.

Lo importante aquí, es que Jesús no fue indiferente a la necesidad y su madre sabía que su hijo no se quedaría mirando, por el contrario, les dijo a los demás: “Haced todo lo que os dijere” (Juan 2:5).

Al igual que María, hoy Dios nos dice de muchas maneras: “Hagan lo que él les ordene” (NVI). Seguir las instrucciones de obediencia, es importante en la vida de un hijo de Dios. Aun cuando los asuntos urgentes que atender, nos llame a hacer las cosas a nuestra manera, confiando en nuestras propias capacidades, Dios nos dice: “Hagan lo que él les ordene”.

El Señor ya nos dio instrucciones, de lo que tenemos que hacer y está en la Biblia. Podríamos recurrir a nuestra propia experiencia o conocimiento para hacer las cosas, sin embargo, la obediencia a las instrucciones de Dios, siempre trae bendición. Como lo dice en Juan 15:7 “Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho.”

Echemos mano de la oración y la lectura intencional de la Palabra de Dios. Pronto te darás cuenta de que, al ponerlo en práctica, tu vida será diferente y más aún serás de bendición a los demás. El Señor quiere glorificarse a través de tu vida, respondiendo a tus diferentes necesidades. Confía en Él, que tarde o temprano tendrás la respuesta que tanto anhelas.

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