Género Destacado: Salmos de Acción de Gracias
“¡Den gracias al Señor, invoquen su nombre; den a conocer sus obras entre las naciones!”. Muchos cristianos pueden conocer esta letra, talvez de la canción de adoración de la década de 1980 popularizada por el grupo Truth, o talvez de su fuente original en el versículo inicial del salmo 105. Estas palabras capturan la esencia de los Salmos de Acción de Gracias, especialmente en cómo la acción de gracias se convierte en un testimonio que invita a otros a ver la fidelidad de Dios y a unirse a la respuesta.
Mientras que los salmos de Alabanza (Himnos) hablan generalmente sobre el carácter y los atributos de Dios y los Salmos de Lamento claman por ayuda a Dios durante los problemas, los Salmos de Acción de Gracias relatan un momento específico de angustia pasada y agradecen a Dios por la liberación que ha llegado. Algunos son canciones personales (p. ej., Salmos 30, 32, 34, 40, 73, 103, 116, 138); otros son comunitarios y congregacionales (por ejemplo, Salmos 65, 66, 67, 75, 100 105, 106, 107, 124). En el otro lado del lamento, estos salmos dan gracias por cómo Dios ha respondido. Exactamente cuál fue la angustia y la liberación pasada puede no ser evidente en cada salmo, pero la adversidad ha pasado (o los adoradores están seguros que pasará), y la persona (o la congregación entera) quiere decir lo que Dios ha hecho. Los salmos de acción de gracias pueden originalmente haber funcionado en el antiguo Israel durante los servicios públicos en el templo, cuando aquellos que habían experimentado la liberación hacían ofrendas, cantaban canciones o recitaban las obras de Dios, como habían prometido hacerlo cuando clamaron a Dios en su lamento (Salmo 66:13-15; 116:12-14, 17-19).
Los salmos de acción de gracias típicamente constan de tres elementos, siendo el segundo el más desarrollado: 1) Agradecimiento inicial o llamado a dar gracias; 2) Descripción de angustia y liberación pasadas; 3) Acción de gracias o afirmación final. Quizás lo más significativo es que los salmos de acción de gracias generalmente no se dirigen a Dios, como los himnos y lamentos, sino a los otros como un testimonio y enseñanza (Salmos 30:4; 34:3). Como un feligrés emocionado en un servicio de testimonio, los salmos de acción de gracias exclaman: “¡Déjame decirte lo que el Señor ha hecho!” Invitan a otros a aprender de una experiencia articular y se unen en agradecimiento.
Los lectores de hoy deben notar especialmente que un salmo de acción de gracias cuenta una historia. Los adoradores dedican la mayor parte del espacio a relatar el drama de cómo la angustia se apoderó de ellos y sumió su vida en el caos. Pero ahora cuentan esa historia desde el otro lado de la liberación. Si los salmos de lamento describen el estallido repentido de desorientación en la vida de una persona a una comunidad, los salmos de acción de gracias narran la intervención inesperada que trajo una nueva orientación cuando ninguna parecía posible[1]. Los salmos de acción de gracias completan la historia iniciada en el lamento. No pasan por alto los problemas del pasado, sino que los mantienen visibles porque el verdadero agradecimiento solo tiene sentido a la luz del recuerdo del dolor de una persona (o comunidad). El legado de los salmos de acción de gracias es que la gratitud genuina y el compromiso que surge de ella, son posibles solo para aquellos que recuerdan vívidamente dónde estaban y lo que Dios ha hecho por ellos.
Brad Kelle: Profesor de Antiguo Testamento y Hebreo, Universidad Nazarena Point Loma (San Diego, CA)
[1] Walter Brueggemann, The Message of the Psalms: A Theological Commentary (El Mensaje de los Salmos: Un Comentario Teológico) (Minneapolis: Augsburg, 1984), 123-26.