Rut y Noemí

Rut y Noemí

El Libro de Rut nos presenta a dos mujeres inspiradoras: Noemí y Rut. Después de experimentar una pérdida, las dos mujeres se embarcan en un viaje de fe que conduce a la redención.

El Libro de Rut: De la Pérdida al Legado 

Noemí, una mujer de Belén, dejó su tierra natal con su marido y dos hijos para escapar de una hambruna. Su familia se estableció en Moab (una nación nacida y asociada por mucho tiempo con el pecado - ver Génesis 19), y sus hijos se casaron. Sin embargo, el mundo de las mujeres de esta familia se vino abajo cuando el esposo de Noemí y sus dos hijos murieron. Las mujeres se encontraban en una situación precaria. Esta pérdida inmensa en la vida de Noemí la dejó sintiéndose amargada y creyendo que Dios se había vuelto en contra de ella. A pesar de todo esto, Noemí permaneció fiel y decidió regresar a su tierra natal de Belén sin ninguna certeza de lo que tenía por delante.

Una de sus nueras, Orfa, eligió quedarse en Moab. Rut, su otra nuera, hizo una elección audaz para dejar su vida en Moab y acompañar a Noemí a Belén: "Porque iré adonde tú vayas y viviré donde tu vivas. Tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios". (Rut 1:16)

Rut y Noemí llegaron a Belén con muy poco, aunque se tenían una a la otra y tenían su fe. Rut se propuso "espigar"  o recoger granos en los campos para proveer para las dos; espigar era una costumbre caritativa de la época que proporcionaba alimento a los necesitados. Si bien la recolección era aparentemente un acto de supervivencia, se convertiría en un momento inmensamente crucial en su historia. Mientras Rut estaba espigando, se fijó en ella un amable terrateniente llamado Booz, que había oído hablar de la devoción de Rut hacia Noemí y la respetaba por su lealtad. Booz se aseguró de que ella estuviera a salvo en su campo y le prometió protección y le dio agua y comida, suficiente para que "le sobrara algo" (Rut 2:14).

Rut y Booz ilustran un amor que fue construido para durar, con columnas de carácter y piedad como su fundamento. No era la "belleza externa" (1 Pedro 3:3-4) lo que hacía brillar a Rut, sino que era su virtud y carácter lo que Booz notaba, el mismo hombre que la redimiría. Del mismo modo, Booz era un hombre de Dios, amable y generoso, que también era reconocido por su virtud por encima de todo.

En un momento crucial, Noemí instruyó a Rut para que se acostara a los pies de Booz, una petición simbólica para que él se casara con ella y asumiera el papel de pariente-redentor. Al aceptar este papel, Booz aseguraría el futuro de las mujeres apropiándose de las tierras de su familia y preservando su apellido. Honrado por la propuesta de Rut, Booz dio voluntariamente los pasos necesarios para cumplir este papel: la esperanza de las mujeres fue restaurada. Booz y Rut tuvieron un bebé, que se convertiría en el abuelo de David, el antepasado de Jesús, "la Luz del mundo" (Juan 8:12).

Los efectos de la devoción

Rut hizo un compromiso con su suegra Noemí, pero también fue un compromiso para caminar con Dios. En un acto de devoción arriesgado, Rut dejó la familiaridad de Moab y con valentía llegó a la ciudad de Belén. En hebreo, Belén significa "la Casa del Pan". De hecho, Noemí y Rut serían alimentadas y saciadas por Su casa. La obediencia de Rut cambió la trayectoria de su vida y el impacto se extendería para las generaciones venideras. La vida de Rut ilustra vívidamente que nuestras elecciones se propagan de generación en generación. 

Caminando con Mujeres de Fe

La relación de Rut con Noemí destaca la importancia de caminar junto a mujeres de fe que confían y obedecen al Señor. Mientras Noemí sufría, ella se volvió hacia Dios y piadosamente caminó un camino pavimentado con decisiones justas, todo ello con Rut caminando obedientemente a su lado. Rut y Noemí encontraron la redención debido a las elecciones que hicieron juntas. Su amistad nos recuerda que es invaluable tener mujeres de fe que nos redirigan a Dios cuando estamos perdidas.  

Lecciones del Libro de Rut

La historia de Rut y Noemí nos enseña lecciones vitales sobre el poder de la obediencia, la implacabilidad del amor de Dios y la posibilidad de la redención siempre presente. Estas mujeres nos muestran que podemos enfrentar dificultades e incertidumbres, pero Dios siempre está caminando a nuestro lado. Al igual que Rut, estamos llamados a caminar con Dios y confiar en que su plan puede llevarnos a una vida mejor de la que podríamos imaginar.

"Confía en el Señor de todo corazón y no te apoyes en tu propia inteligencia. Reconócelo en todos tus caminos y él enderezará tus sendas".

Proverbios 3:5-6

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