EL PERIÓDICO DE LA IGLESIA Y EL HOGAR
El punto estratégico en el campo de batalla entre Cristo y el diablo es el hogar. Siempre ha sido la política de nuestro gran enemigo atacar a la niñez de la iglesia o nación.
Para perpetuar su dinastía, Faraón buscó la destrucción de los niños judíos en quienes reconoció el peligro supremo para su nefasto reinado. Cuando Dios le ordenó por medio de su siervo Moises que dejara ir a su pueblo Israel, una de las propuestas más ingeniosas que le hizo a Moisés para llegar a un acuerdo fue que debían dejar a las mujeres y a los niños en Egipto y que sólo los hombres entraran al desierto en obediencia al mandato divino. Él sabía muy bien que esta concesión del pueblo de Dios frustraría efectivamente el propósito de Dios de fundar una nación de su pueblo escogido. Ni siquiera Dios podría fundar una nación sin hogares, y no puede haber hogares sin mujeres y niños.
De nuevo, Dios advirtió a José que se levantara, tomara al niño Jesús y huyera a Egipto, y se quedara allí “hasta que yo te diga, porque Herodes buscará al niño para matarlo”.
Con este testimonio constante de que la niñez siempre ha sido el punto de ataque del enemigo, debemos considerar el hecho de que Dios siempre ha guardado celosamente la niñez y ha provisto los medios para su protección. A su pueblo sólo se le exigió que empleara los medios así provistos. El instinto maternal, el arca de juncos y la hija de Faraón en un caso; la orden de separar a Su pueblo de Egipto y el heroico propósito de obedecer de Moisés, sin dejar “ni una pezuña” atrás, en otro caso; y finalmente la pronta huida a Egipto con el niño Jesús. Estos ejemplos revelaban el cuidado de Dios por la niñez y sus medios para protegerla.
Faraón y Herodes, de manera melodiosa pero débil, son un tipo de la crueldad y la constancia con que Satanás procura controlar la niñez y juventud de todas las edades. Nunca fue este propósito más manifiesto, ni los medios empleados más potentes, que hoy; y si Dios necesitaba un Moisés vigilante e inquebrantable y un José obediente por medio de los cuales llevar a cabo sus benignos propósitos de fundar una nación por medio de la cual Cristo había de venir, y de preservar su infancia después de su venida, Él necesita un ministerio lleno del Espíritu y una paternidad fiel en la iglesia de hoy por medio de la cual pueda perpetuar y consumar Su propósito de extender hasta el triunfo final el Reino de su bendito Hijo.
Que la firmeza inquebrantable de Moisés nos sugiera los elementos necesarios en el ministerio, y José los elementos requeridos de oportuna fidelidad en nuestra paternidad. ¡Cuán necesarios son estos elementos hoy frente a los ataques del enemigo a nuestros hogares! Cuán descarada es la guerra contra nuestro Sabbath, (día de reposo), una institución inseparablemente aliada a nuestros hogares. Cuán persistente es el intento de apuñalar la vida familiar mediante la práctica desvergonzada del divorcio, tan prevaleciente. Más directos son aún los medios multiformes y organizados que corrompen y destruyen a nuestros niños mediante la literatura perversa de estos tiempos. Es un milagro profundo que existan demonios con forma humana que se dediquen a la única tarea de envenenar y corromper a nuestra juventud por este medio diabólico. Sin embargo, es tristemente cierto. Es un negocio que se financia con dinero, organizado y promovido, con múltiples medios y agentes empleados para llegar a la inocencia de nuestros hogares y a los corazones de nuestros niños con publicaciones sucias y obscenas. Una esclusa de literatura menos horrible, pero destructiva, sin embargo, los busca más abiertamente. Historias basura y perversas pululan en nuestras librerías y ferrocarriles, llenan muchos periódicos y revistas, hasta el punto de que los ojos de un niño están en peligro.
La ruina es incalculable a partir de estas fuentes. En algunos casos, los presidentes de universidades, para defender a los alumnos de estas arpías, han tenido que dejar de publicar en sus catálogos los nombres de sus alumnos.
Ningún hogar está a salvo, ningún corazón joven y puro está fuera de peligro por parte de estas agencias infames empeñadas en destruir las esperanzas de los jóvenes, corromper los corazones de los jóvenes y despojar nuestros hogares. Los peligros son espantosos. ¿Qué debemos hacer?
Que Moisés esté vigilante y firme. Que el ministerio levante la voz de advertencia. Que José obedezca. Que los padres protejan a sus hijos en el refugio que Dios ha provisto y honrado. Que los predicadores y los padres se ocupen de que los hogares de la iglesia y de la nación estén impregnados de una literatura pura que Dios en su providencia ha provisto. Que nuestra casa editora publique torrentes de literatura pura: libros, periódicos y publicaciones periódicas de todo tipo para ayudar a contrarrestar el veneno que busca corromper la vida joven de nuestra tierra. Procuremos que cada hogar esté lleno de ellos.
Si algún pensamiento ha agobiado nuestro corazón y algún propósito ha reinado de forma suprema sobre todos los demás, al asumir la dirección de este periódico, ha sido el deseo y el propósito de convertirlo en otra ayuda para los hogares y los niños de la tierra.
Primer número de Herald of Holiness, (Vol. 1 No. 1) 17 de agosto de 1912
https://wesley.nnu.edu/fileadmin/herald/I-1%20Combined%20PDF.pdf